Ahora,
como siempre o tal vez como nunca,
toca dejar pasar el tiempo,
hacerme amiga del reloj
y mirarlo como quien ya no te espera.
Disfrutar de las cosas bonitas,
mirar las tristes con los ojos de quien lucha,
con la revolución siempre en el corazón
y la sonrisa entre los labios.
Dejar de pensar en la tristeza
para ver si así,
de una puta vez,
deja de existir.
No voy a echarte de menos,
no quiero que vuelvas,
ni hoy,
ni mañana.
No quiero que vuelvas nunca más,
si va a ser de mentira.
Me ha costado entender
que ya no existimos,
aunque nos sigamos pensando.
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sonrisas