martes, 25 de febrero de 2014

Sin título

No sé por qué te busco allá donde voy,
tengo la esperanza de encontrarte.
Para luego nada.
Ojalá te acercaras y me dijeras algo así como que me quieres,
mirar siempre.
Ojalá inundaras mi habitación con la poesía que te sale de los bronquios,
joder.
Y me esperes si es que llego tarde
y no sepas explicar el amor.
Porque si me miras,
mis mariposas vuelan todas hacia ti.
Porque te busco siempre, ojalá me encuentres.
Ojalá me busques, ojalá te encuentre.
Brindo y tiro la moneda porque un día leas esto,
con tu cabeza sobre mí.
Y me pidas que te lea en braille todos los orgasmos.
Ojalá te acercaras y me dijeras algo así como que me quieres,
mirar siempre.






jueves, 20 de febrero de 2014

Cosas que te diría si tuviera el valor de acercarme

Te diría que cada vez que te vas, me vuelvo valiente.
Me gustaría ser heroína,
solo un rato,
para poder decirte todo lo que te diría si tuviera el valor de acercarme.
Se me va de las manos el no saber (des)escribirte,
no poder (des)ahogarme con un folio en blanco.
Que cada vez que me miras se alejan todos los fantasmas.
Te diría que si se controla no es amor,
y que cada vez que te veo no soy capaz de parar de temblar.
Que podría escribir mil poemas por la forma en que me miras.
Te gritaría mil barbaridades, si mis ojos hablaran.
Que tienes los lunares más bonitos del universo.
Tienes una sonrisa que pactaría amor en cada guerra.
Que no encuentro razones para temer si apareces.


miércoles, 5 de febrero de 2014

El centro de la herida

No me quedé. No fue por ti.
Un tópico, lo sé.
Te vi acercarte y alejarte, perderte en la multitud mirando hacia atrás.
No me quedé, no quería quedarme.
No quise conformarme con un pedazo de cariño plagado de soledad.
No quería estar sola estando contigo.
No quise aflojar tu vuelo en un cielo de nubes fotografiadas y cometas raídas,
ni acabar volando a merced del viento.
No me quedé y no lo siento. Ni siquiera lo dudo.
Tenía demasiados rotos que coser, demasiados destrozos para poder querer a nadie,
y a ti no hubiera podido quererte nunca.
Ni siquiera entraste en mi herida.
No te seguí el juego, no busqué tu almohada ni tu carne, no pude, no quise.
Entiéndeme,
no hubiéramos sabido bailar,
no te hubiera mirado dormir,
no podríamos ser felices. No serías feliz, yo tampoco.
Son solo unas frases de disculpa aunque no lo parezca.
Vuela lejos con el viento y sus cometas.