martes, 9 de abril de 2013

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Se me ha ido de las manos.
Tendí a infinito en una relación sin futuro,
como una función sin asíntotas.
Imaginé paisajes de viajes en los que nunca estuve.

Te me has ido de las manos,
los ratos en los que tomé las riendas el caballo se desbocó.
La palabra libertad se me olvida
cada vez que decides marcharte.
Adelanté acontecimientos
como leyendo futuros imposibles en una bola (negra) de cristal.
Soñé con tus manos, con tu cuerpo
antes siquiera de conocerte.
Quise volar en tu memoria antes que en tu imaginación.
Fuiste un recuerdo antes que una promesa.
Fuimos un híbrido entre futuros imposibles
y más complicaciones que distancia.
Fuimos la parte que nunca suena en un disco rayado.
Ya sabes, jugué y me quemé.

Se me ha ido de las manos.
Lo sé desde que todas las canciones me recuerdan a ti.
Desde que te pienso al entrar y al salir de las sábanas.
Desde que duermo menos por soñarte.
Desde que dejé de sentirte orgasmo,
para sentirte poesía.
Aunque acostumbren a mezclarse.
Echarte de menos sabiéndome perdida.

Me anticipé y la jugada estaba escrita,
de una forma diferente.
Quise abrirte puertas,
ponerte la silla,
pero tú preferías las ventanas y
ya habías terminado de cenar.
No sé si me explico,
tampoco es que lo intente,
pero este mundo se tiñe de ocre si no estás.
Debería empezar a entender que esto es solo ruido,
un humo contaminado de cosas que solo pueden doler.

Se me ha ido de las manos,
lo sé desde que todas las sonrisa que me saca(ba)s,
que no son pocas,
se vuelven heridas sin cicatrizar.

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sonrisas