domingo, 21 de abril de 2013

8

Volví a fallar,
pensando que volverías,
que llegaría el momento
en el que cerrarías los ojos
y me pensarías.
Fallé creyendo en algo,
cuando no había nada más
que vaho de los gemidos que no fueron,
hierba seca de lo que no llegó
a florecer.
Fallé y nos convertimos en un diente de león,
sin deseo,
en un montón de palabras desgastadas
en la boca de otros poetas.
Fuimos dos versos
sin rima,
ni amor,
ni palabras.
Fallé al creer que eramos fuego,
cuando antes de conocernos
nos habíamos reducido a cenizas,
y todos saben que las cenizas queman
pero no arden.
Creamos un refugio
en el que yo quería quedarme a vivir,
y en el que tú trazabas planes para huir.

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