Empezar a explicarlo
sería como comprar un libro en blanco
y dejarle un infinito de hojas vacías,
pero llenas de por si acaso.
Cómo explicar, que quiero que vuelvas,
pero no.
Que he comprendido que lo difícil
es a veces más sano dejarlo de lado,
en el nido olvidado de alguna gaviota,
pero yo siempre fui más de arrastrar
el cuerpo por la tierra
y besarle los pies a lo imposible.
Que una parte me explica,
coherente,
que lo sensato,
lo más saludable
es esto.
Y luego llega la otra parte
que es huracán,
arco iris,
delirio
y sin razón,
amante de las pelis sin sentido,
la que te quiere hasta doler,
la que me dicta esto que escribo,
que si fuera bonito,
no te llegaría ni a las suelas,
me grita,
con un pistola en la sien,
que no deje pasar un segundo
sin pedirte que vuelvas,
y yo tan cuerda
me dejo disparar.
Me ordena que me folle a lo imposible,
que el olvido se disuelve en un par de cervezas
y que, joder, todo es más cuando estás tú,
porque eres TÚ.
Empezar a explicar lo indescriptible,
es casi tan difícil
como dejar de pensarte.
Empezar a explicarlo,
diciendo que eres tú,
sin quererlo
eres tú
y no otra persona
la que se pasea pisando los cristales,
(que desde que te fuiste habitan en mi pecho),
de bohemia, corazón.
Empezar a explicarlo,
sería intentar describirte,
y eso, amor,
es la única poesía.
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