miércoles, 31 de julio de 2013

Se busca

Apareció hace algunos años,
no recuerdo el cómo,
el dónde,
ni con quién,
ni siquiera el por qué,
si os soy sincera
todo eso me parece superfluo,
porque pude contemplar el horizonte
entre el cielo y el infierno
en sus caderas.

Desde entonces se encuentra
en mis versos más sinceros
y en algunos sueños.

Siempre vuelve,
sin saberlo claro,
como una rara obsesión,
como un boomerang imaginario,
para dejar por tierra y en pedazos
mis corazas,
y claro siempre han dicho
que lo del suelo no se toca.

Tiene el pelo negro,
los ojos azules,
la piel de arena
y todo un mar
entre las piernas.

Tengo un paraíso forjado
y mil atardeceres
por si se le ocurre
buscarme un día.
Ha destrozado
tantos corazones
como vidas.

Podría decir
que daría vida y media
y dos rosales
por una noche en su espalda,
pero lo cierto
es que
señoras y señores
prefiero todas sus mañanas.

Lo peor es que
aún no sé
en que lado de cama duerme.

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