lunes, 7 de abril de 2014

Escala de grises

Me dijo: -No todo es blanco o negro, hay una gran escala de grises.
Y a mí que el gris, como lo templado, me asquea, decidí terminar con todo, borrar todo aquello de mi vida, y echarle de menos.
Me rompí un tiempo y dejé de contar flores.
Tuve miedo. Mucho.
Los abrazos no me abrazaban, no había mirada que me llenase y todo estaba gris.
Maldito gris.
Fui un intermedio entre la paciencia, la amargura y la agonía.
Un no saber qué hacer, qué mirar o qué creer.
Me golpeé con otras bocas que no me dolieron.
Traté de no dolerle a nadie, ser una colcha para aquellos que estaban cerca.
Cuando intentaba ordenar mi vida, solo encontraba pedazos que no encajaban con nada.
Y un día el tiempo me cogió cariño, era primavera de nuevo y la noche olía a jazmín.
Encuentro ojos que me responden a todas los problemas de existencialismo y flores que me recuerdan que la vida tiene color.
Y que el gris se lo quede quien lo quiera que yo me quedo con la primavera.

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